El COVID había mermado bastante el número de peñistas, pero, a diferencia de lo ocurrido en los 90, esto no nos pararía y casi 50 peñistas viajarían a la siguiente Supercopa demostrando que la peña seguía más que viva, y así se demostraría en esas mismas navidades cuando celebrábamos nuestro segundo trofeo Tigre entregando el galardón a Felipe Reyes delante de casi 60 miembros de la peña.
Con más de 200 socios viajar era mucho más fácil y repetiríamos número en la Copa del Rey además de continuar con viajes ligueros. Pero el gran éxito se produciría en la Final Four. El hecho de que no hubiese vuelo directo parecía encaminarnos a una presencia de la peña testimonial, pero la ayuda final del club para el desplazamiento hizo que la cascada de gente que se apuntó al viaje a última hora fuera tremenda y 35 peñistas finalmente acabaron presenciando en directo como Sergio Llull nos dio nuestra ´undécima Euroliga.
Este éxito provocaría que, por primera vez desde que lo lograra en su primer año de vida, esta peña alcanzara los 300 miembros al inicios de la siguiente temporada; campaña en la que volveríamos a viajar con muchísima asiduidad con 10 viajes entre los que destacaron el casi cenntenar de miembros que fueron a la Copa de Málaga o el medio centenar que se desplazaron a Berlin para ver la Final Four.
La vida había vuelto a la normalidad, y en la siguiente temporadas lograríamos un record de viajes (de nuevo casi 100 tigres en la Copa, y esta vez en Canarias) y un record absoluto de socios alcanzando los 400 peñistas, además de modernizar la imagen con un nuevo logotipo.