El titán de Nayarit

Gustavo Ayón llegó al Real Madrid a finales del verano de 2014 de una forma un tanto sorprendente. El titán de Nayarot (tal y como fue bautizado por la prensa mexicana en sus inicios) se encontraba sin equipo tras pasar tres años deambulando por la NBA y tras haber superado una lesión de hombros que le había mantenido apartado de las canchas varios meses. Por su parte, el Real Madrid ya tenía en principio la plantilla cerrada. Sin embargo, un evento acabaría por unir sus caminos: el Mundial de España 2014.

Tras haberse convertido en el MVP del Centrobasket unas semanas antes, Ayón acudía al Mundial que se celebraba en el que había sido su país de adopción (Fuenlabrada lo descubroó para el baloncesto del máximo nivel) con la intención de demostrar que había superado sus problemas físicos y vaya si lo hizo. El azteca guió a su selección hasta los dieciseisavos de final donde pese a perder contra Estados Unidos (futura campeona) brilló con luz propia: 25 puntos y 8 rebotes).

Ayón tal vez no se habría ganado un contrato suculento con la NBA (los Spurs se interesaron por él pero con salario bajo) pero sí con un Madrid que después de que el de Nayarit resolviera sus problemas con el Barcelona (debía 290.000 euros al club blaugrana) no dudó en cerrar al Jugador revelación de la Liga en 2011 y ganar de esta forma a todo un titán bajo los aros que ya se ha convertido en una de las piezas fundamentales del equipo madridista.