La copa de este año fue complicado. La poca capacidad hotelera (y los altos precios) de la ciudad vitoriana nos llevaron a alojarnos a Logroño.

Además, la derrota del Madrid en el primer partido de la Copa tras dos prórrogas ante el eterno rival y los malos partidos (al menos poco competidos) que se desarrollaron en el resto de la competición hicieron que lo de menos en este viaje acabara siendo el deporte de la canasta.

Y es que pese a que en el plano deportivo las cosas no salieron (al menos para los grandes, ya que los infantiles sí que acabaron llevándose la Copa) lo cierto es que los pintxos, tapas y demás atractivos de la ciudad riojana hicieron que acabse siendo un gran viaje.