Una de las mejores Copas posibles se vivió en Málaga a principios de 2014. Tras unos primeros meses de competición en los que los blancos apenas habían cosechado una derrota, tocaba rematar la faena en el primer título serio de la temporada. Tras deshacerse con cierta facilidad de Gran Canaria y Zaragoza en cuartos y semifinales, tocaba disputar una final ante un Barcelona en un Martín Carpena que, probablemente por primera vez en la historia de una Copa, iba a tener mayoría madridista.

En total unos 1.500 aficionados blancos que pudieron disfrutar (y sufrir) de una igualadísima final resuelta por una canasta del madridista Sergio Llull que, a falta de una décima, daba la 24ª Copa a los blancos para terminar de sellar un día maravilloso iniciado con la Minicopa conquistada también por el equipo blanco