Por primera vez desde 1993 la Copa del Rey volvía a A Coruña, tierra donde el Madrid había logrado llevarse el trofeo en las tres anteriores ocasiones. Sin embargo, no parecía que en esta ocasión fuera fácil que se repitiese la historia. Los blancos llegaban con muchas dudas (provocadas, entre otras cosas, por algunas bajas importantes), y prácticamente apostaba por ellos. Pero pronto se vio que esta iba a ser una Copa diferente y mientras que el resto de favoritos caían (Barcelona, Valencia...) el Madrid pasaba de ronda tras eliminar a Fuenlabrada y lograba eliminar in extremis al favorito que quedaba, el Laboral Kutxa Baskonia.

Finalmente el Madrid lograría romper todas las predicciones previas al torneo tras conseguir un ajustadísimo triunfo en la final ante el Herbalife Gran Canaria que le daba su tercera Copa del Rey consecutiva al equipo madridista (récord en la historia ACB).

Este triunfo sería visto en directo por quince peñistas desplazados a tierras gallegas que desde el primer día no dejaron de disfrutar con el discurrir de la Copa más alocada de la década.